Una
palabra diaria, que viene de Dios.
"Lo único permanente es el cambio": Heráclito de Efeso. |
Claro que si! Es lo que suelen decir las personas la primera
vez que escuchan esta afirmación atribuida a Heráclito de Efeso. En realidad se
refería el filósofo a la imposibilidad de sumergirse en el mismo cúmulo de
agua, ya que la que fluye río abajo no volverá a mojar su cuerpo. En términos un
poco más formales este enunciado es sólo una consecuencia de su verdadera y
lapidaria conclusión: “Lo único permanente es el cambio”.
Al mirar todas las cosas Heráclito advirtió que el simple
transcurrir del tiempo obliga a un eterno y contradictoriamente constante
cambio. Nada permanece igual. En esencia las cosas que ahora son, un instante después
serán diferentes.
Por eso muchos hombres y mujeres sufren la desesperanza de
ver como las cosas a las cuales se aferraron en un momento determinado de sus
vidas, de pronto pueden cambiar, moverse o sencillamente dejar de ser. Las ideas,
la cultura o el status quo, no permanecerán siendo las mismas cosas por mucho
tiempo.
Sin embargo, Heráclito no tomó en cuenta a Dios. Incluso
nuestra percepción de Dios puede cambiar, pero Dios jamás ha cambiado ni
cambiará. Sus opiniones y principios son invariables. Dios es eterno y fiel. Lo
que dijo al principio lo mantendrá hasta el final. "El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán." (Lc. 21:33)
Si necesitas entonces, algo en tu vida como una fuerte y
sólida roca donde sustentar tus pasos y en lo cual siempre puedas confiar, ya
sabes dónde buscar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario