lunes, 22 de junio de 2015

La oportunidad hace al ladrón

Una palabra diaria, que viene de Dios



En muchas ocasiones he expresado mi desacuerdo con este refrán popular. La razón es que su enunciado sugiere varias ideas duras de aceptar. La primera es que cualquiera puede convertirse en ladrón solo por contar con las condiciones apropiadas para serlo. La idea me desagrada, pero lamentablemente es cierta.

Recientemente he revisado un estudio titulado  La ocasión hace al ladrón. Teoría práctica para
la prevención del delito del cual extraigo el siguiente párrafo:

El comportamiento individual es producto de una interacción entre la persona y el entorno físico. La mayoría de las teorías criminológicas solamente prestan atención al primer aspecto y se plantean por qué ciertos individuos pueden tener una mayor o menor inclinación delictiva. Con ello se deja de lado el segundo aspecto, consistente en las características relevantes de cada escenario que ayudan a convertir las inclinaciones delictivas en acción.

De aquí podemos concluir que se pueden evitar o generar condiciones sociales para el delito, pero: ¿Qué ocurre con las condiciones ambientales, físicas, sociales y en general externas que también pueden ser generadas para activar conductas que respondan a principios y valores positivos? Es decir, si la oportunidad hace al ladrón: ¿no puede también una oportunidad favorable hacer al honesto o al justo?

Pues bien, aquí les dejo una clave para conseguir siempre la más favorable de las oportunidades, debido a que en principio pueden considerarla como algo externo, pero al tomarla, formará parte de sus vidas para siempre. Se trata de la misma oportunidad que tuvieron un par de ladrones mientras estaban siendo severamente castigados por su delito en tiempos del imperio romano. En medio de ellos y también clavado en una cruz, se encontraba uno que jamás cometió alguna falta en contra de la sociedad que le condenaba.

“Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lc 23: 38-43


Jesús es la gran oportunidad para que todo aquel que se haya hecho “ladrón”, ahora sea justo, sabio, salvo e hijo de Dios.

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